jueves, 4 de junio de 2009

EL GOL DE DAMIÁN


Pensaba escribir una pequeña entrada sólo para recomendar la lectura del alemán Joseph Roth y para dejar constancia de que Días de ocio en la Patagonia, de Hudson, es un gran libro. Y así como en la semana en la que murió Benedetti no había para nosotros otro tema, en esta semana en particular se nos impone el hecho de que Damián haya obtenido el premio de Banda Oriental.
Hace tres o cuatro años alguien me prestó un libro de Henry Trujillo y mientras lo leía iba pensando en la siguiente formulación aproximada: ¡qué poderoso efecto el de un libro, que convierte la posibilidad de admiración (agrego hoy: o de aborrecimiento) en algo permanente. Claro que no es un pensamiento nuevo ni mucho menos. Lo mismo me sucede con Roth y la Confesión de un asesino, o la Fuga sin fin. O el mencionado libro de Hudson.
Y aquí voy llegando lentamente al punto: Damián ingresa a un mundo de como cuatro mil libros, y ese mundo, que es el mismo mundo en el que están Roth, Hudson y varios más, es un mundo de posibilidades infinitas. Esto, por supuesto, no lo convierte en escritor. Mal podría convertirse uno en algo que ya es, que ya era hace tiempo y sin libro, y aquí me remito a Barthes y aquello del écrivain y el écrivant.
Mi relación con Damián comenzó no de la mejor manera, hay que admitirlo. Tuvimos un cruce de opiniones que no quedó en esas sino que se fue intensificando hasta que él mismo, en un gesto que yo interpreto como de una gran, gran caballerosidad anacrónica, tuvo la idea de invitarme a presentar Eldor entre sus alumnos de Maldonado allá por el 2006. Y ahí está…, cuando uno lo conoce ya está. El tipo es un gran tipo. Y presumo que la literatura lo ha hecho así.
Para terminar, ¿qué siento con esto del premio de Damián? En un mundo como este, un mundo un poco raro, donde lo literario va a contrapelo, siento que es como si hubiéramos armado un equipo de fútbol. Yo al arco no voy, así que ahí voy a poner a Leo de León, por una cuestión de que es el único poeta, y bueno, esto es como en la canción de Jaime Roos. Yo voy de tres, al raspe. De cinco trancador, de esos que perfectamente puede meter una plancha que le duela hasta a sus propios compañeros, con amarilla permanente antes de salir, Ignacio. Pero en la delantera, ahí mis amigos, ahí es donde tenemos la crema: Leo Cabrera por izquierda y DGB por derecha, con la variante de que los tipos se entienden tan bien que son capaces de cambiarse, armarse jugadas para ellos mismos y hacer cosas en las que uno parece el otro. La macana es que no les importa un pito ganar o perder. Ellos, los muy locos, juegan para divertirse. Menciono a todos para que nadie quede afuera: a Valentín (¿Valentín?) parece que lo perdimos en algún cuadro del exterior (¿y cuánto nos durarán Cabrera y González Bertolino antes de un pase millonario?). Y tenemos a un suplente de lujo que, como casi todos los suplentes, puede llegar a jugar mejor que cualquier titular y espera agazapado a que el técnico (una mezcla entre Raviolo y el maestro Tabárez) decida finalmente ponerlo: el Archiduque. Obviamente que nos interesa sumar jugadores y jugadoras, sobre todo en puestos donde a lo mejor estamos un poco perjudicados. Fernanda: la camiseta 10 es tuya cuando quieras.
Esta vez el gol le tocó a Damián, pero celebramos todos.

10 comentarios:

Fabián Muniz dijo...

Todos nos ponemos muy felices con el gol de Damián, que es un gol de todo el cuadro.

Gracias por hacerme un lugar en el banco de un equipo de tan grandes estrellas. El banco es cómodo, pero me parece que voy a tener que pararme y empezar a calentar. En cualquier momento el técnico me pega el chiflido.

Abrazo!
A.A

Pedro Peña dijo...

Archiduque: a vos lo que te faltan son partidos. Como al morro garcía, que cada vez que entra mete algún gol.

Caliente que para el segundo tiempo no falta nada y vamos a precisar alguien que corra.

Un abrazo

Leonardo de León dijo...

¡Jua! Qué buen post, Pedro. Todos felices por Damián.

Unknown dijo...

Parece que me hubieras visto jugar, hijoeputa. En mis tiempos fue llamado "El carnicero del Parque Batlle". Una vez me relataron una jugada mía en la que desaparecí atrás de un eucaliptus persiguiendo a un negro de Melo de apellido armenio que, después de un grito de dolor, se saldaba con un pelotazo mío desde el fondo.
Lo peor: se ve que escribo tan mal como juego al fútbol...
Damián juega al fútbol así como dijiste, posta. Recuerdo haberle dado buenos pases. No marca. Se re calienta cuando le toca el arco y no le digas nada de los zapatos nuevos...
Esta entrada tuya fue la que me gustó de todas las que leí sobre el suceso. Ya iba mucha emoción, así que había que sudar un poco...
Una puntualización: tengo mis florituras, a la vista y todo.
Otra puntualización: yo también estoy en el banco...
fandp

Damián González Bertolino dijo...

Pedro: muchísimas gracias por dedicarme este texto. Me ha emocionado, como los otros que también los chicos han escrito sobre esto de "El increíble Springer".
Tengo, sin embargo, que hacer algunas puntualizaciones:
1: Sí, empezamos con una discusión: ¡¡pero es que todavía no me saco de la cabeza que pienses que Shakira quedaba mejor con el pelo negro!!
2: En el Kennedy yo jugaba de puntero izquierdo (right you are!)
2.1: (Gracias, Naaaaaacho)
2.1.1 : Nacho: Mirá vos, ni siquiera me acordaba de aquello de los zapatos nuevos. Fa, qué calentura me agarré... Y es cierto, no sé marcar bien, y soy una pistola al arco...
3: Es posible que Valentín sea vendido a Peñarol. Digo, hay rumores, al menos...
4: Corrijo: Heber Raviolo vendría a ser nuestro Víctor Púa...
5: Y lamento decirte, Pedro, que se te escapó un jugador en la alineación. Ah, sí, sí!!! ¿Querés saber quién es y por qué? Nada más tenés que ir a mi blog y ver lo que hay...
Abrazo grande....
Saludossss...

Unknown dijo...

Desde ya Vasil el Mudancero se ofrece para choferear la bañadera. Es decir, pone el Changan.

Pedro Peña dijo...

Ignacio, tranquilo..., acá va la aclaración. Cuando vos escribís tenés la facultad de realizar alguna genialidad que vos llamás floritura, y esas genialidades están buenas. He leído relatos tuyos que no tienen nada que envidiar a ningún premio de nada. Pero es tu estilo eso que te hace estar en el medio campo con amarilla. Es esa vocación de ir al frente pronto a la lucha tipo Ostolaza o Perdomo. Esa valentía es, me parece. ¿Acaso no eran necesarios Ostolaza o Perdomo para aquellos planteles? Eran Más que necesarios, por más que siempre recordemos mucho mejor el gol de Diego Aguirre en la hora. Mirá lo que me pasa a mí: ¿te acordás vos del tres de Peñarol? Ni yo me acuerdo, pero del chueco sí. Espero que este "símil aclarado" te levante un poco la moral.

Damián: entré a tu blog y vi lo de Alfonso. Y bueno, que venga. Necesitamos creación.

Unknown dijo...

Hablando en serio ahora, lo que me impactó fue leer esa imagen mía desde los ojos de alguien que prácticamente no me ha visto en el mundo "real" sino en el de las palabras (¿irreal?). Se ve que transmito esa imagen...
Además, la lectura sobre Damián también es exacta. Lo de Leonardo lo entreveo, teniendo en cuenta que los tipos están escribiendo una novela a cuatro manos. Y tu pinta de Indio Olivera-Nicolás Rotundo no se desdeña...
Reafirmaste algo que yo ya pensaba sobre los comportamientos futbolísticos como una manifestación clara de la forma de ser de las personas.

Unknown dijo...

Pedro: me gusta mi posición en la cancha... aunque puedo sacrificarme por el equipo, si hay que marcar, se marca... mi primera camiseta tenía un 2 en la espalda.

Jorge Abeel dijo...

Bueno!!! aquí llegó un sapo de otro poso, lastima que precisamente esto no es futbol, porque si hay un diez ese soy yo, en Sarandí campeón de Canelones en su época, y en esto de las letras como sapo precavido, me voy a los saltos a la ribera del río, siguiendo precavido que hay tigres amarillos (dorados), y flotando están las boyas coloridas, de este grupo de gente que no le pone anzuelos a sus líneas, sí carnadas atadas a las tapas de navegables libros. Bienvenidas sean las obras, y sí están destinadas a dejar algo en nuestro recuerdo mucho mejor, ya que lo que deja recuerdo no se desperdicia. Saludos. jorge.