lunes, 23 de abril de 2012

PEQUEÑA CONMOCIÓN POR FUGA DE LA LEONA DEL PARQUE RODÓ

Hoy, lunes, sobre las 11 de la mañana, recibí una llamada a mi celular proveniente del editor del diario Primera Hora. El motivo era ponerme al tanto de un fenómeno notablemente singular acaecido durante la mañana y que paso a describir. Otro periodista con el que el editor se encontró por cuestiones profesionales, le cuenta acerca de las varias llamadas recibidas en la radio am más popular del departamento preguntando con preocupación acerca de la situación generada tras la fuga de la leona del Parque Rodó de la ciudad. Tantas llamadas preguntando por lo mismo, algunas de ellas lisa y llanamente informando detalles acerca del asunto, provocaron la necesidad de llamar al Director del área específica, que es Parques y Jardines, una persona públicamente conocida y me atrevería a decir que polémica, que a esas alturas aún desconocía el tema de la fuga de tamaño animal. Permitámonos imaginar durante un segundo la cara de desazón del alto jerarca ante la consulta periodística acerca de un tema serio, grave y peligroso como un animal de esas características suelto en los campos aledaños al parque o lisa y llanamente en la ciudad. Ahora bien… ¿de dónde había salido la información? Hace dos meses, una calurosa tarde de febrero, paseábamos con mi familia por el clásico Parque Rodó de nuestra ciudad. Inevitablemente fuimos a parar a la jaula de la leona. Allí constatamos que el animal no se movía debido al excesivo calor soportado durante ocho o nueve horas de un sol directo y dañino. Escribí algo al respecto para el facebook a ver si había más gente que se prendiera en el asunto. Y la hubo, lo que generó el compromiso de actuar de alguna forma para lograr sacar a la leona de esas condiciones de encierro tan espantosas. El tema del inicio del año, las clases, otros proyectos de escritura, y todas las excusas que a uno se le puedan ocurrir, me han impedido canalizar por la vía correcta una denuncia formal del asunto. Pero el tema quedó anclado, se ve, en alguna parte de mi conciencia y finalmente se abrió paso entre otros muchos devaneos estéticos: ¿por qué no incluir en mi nueva novela por entregas en el Primera Hora la fuga de la leona propiciada por manos anónimas y generando cierto pánico social, siempre a nivel de la ficción? No dudé ni medio segundo, pues además me venía muy a la sazón de lo que en ese momento ocurría con ciertos elementos de la trama de la novela. Pero debía pensar bien cómo narrar ese hecho y lo que se me ocurrió fue hacerlo pasar como una noticia, para lo cual utilicé una fecha de febrero, una foto de la leona que yo mismo saqué con el celular y el nombre del diario Primera Hora. Intuía que no habría problemas con la gente del diario para ficcionalizar con el medio de prensa, y de hecho por supuesto que no lo hubo. Entonces, este sábado pasado, finalmente salió a la luz el capítulo 6 de Marginalia, donde se presenta la “noticia” de la fuga de la leona, que es funcional a la trama. En la ficción creada por mí para la novela, no se conocen los autores materiales del agujero en la jaula y la leona está en algún lugar de los montes aledaños o en la misma ciudad. Muchos curiosos se agolparon en los accesos al parque y fueron desalojados por las fuerzas policiales. Hubo emergencias, bomberos, militares, etc., todos en labores de rastreo. Y obviamente el tema interesó a los medios de prensa nacionales que se vinieron en masa a cubrirlo, creando la tal conmoción. ¡Pero todo esto era ficción! ¡Parte de una novela por entregas! ¡Y así fue presentada en la contratapa, donde quedaba claro el carácter de esas páginas! Lo que no impidió que varias personas se alarmaran, llamaran a una radio y que de la radio se terminara dando un susto de muerte a un director municipal. No puedo evitar reírme a carcajadas, en un principio, como nos reíamos cuando el editor me contaba todo esto. Pero después me digo: ojalá este equívoco, que fue bastante masivo para los niveles de una ciudad chica del interior, de más o menos 30.000 habitantes, nos haga pensar en la leona y en la necesidad de sacarla de tan mala vida, antes que alguien haga en realidad lo que ocurrió, por ahora, sólo en la ficción. ¡Y ojalá alguna gente pudiera leer mejor las cosas!

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