miércoles, 1 de julio de 2009

CATARSIS (o “Aflojen con las vanguardias”)


Ayyyy…, amigos de este blog… Disculpen que haga catarsis con ustedes. No tengo más remedio. Pero empecemos situando el asunto.
Primero: la vida me resulta algo placentero por cierto, aunque no dejo de pertenecer a un mundo que no me gusta y que, a mi modesto modo de ver, necesita cambios. En resumen, soy todo lo feliz que puede ser alguien que considera que la felicidad es un bien público y constata que en la práctica no es así. (Aclaro todo esto para evitar el "amargado", "infeliz" que puede sobrevenir tras la elctura de este post..., no, no va por ahí...)
Segundo: creo que cada persona que decide conectarse con el mundo a través del arte debe, en primera instancia, conectarse consigo mismo y reconcentrarse en eso. Pues la única herramienta de este asunto del arte es uno mismo. Y miren que no hablo del subjetivismo romántico ni de ninguna cosa relacionada al tremendismo de los sturmers. No. Simplemente eso: el arte es el artista.
Tercero: el arte es el artista haciendo arte. HACIENDO ARTE. No declarando postulados ni posando de serio o chabacano según la ocasión. Y nunca, NUNCA, posando como que estuviera haciendo arte.

En este mínimo marco teórico quiero hacer catarsis. Quiero aliviarme, claro, y para eso escribo estas palabrillas, tal vez que esperando el acuerdo o el disenso, pero por lo menos para que hablemos de estas cosas.

COSA 1. Veo en la televisión a un escritor, no importa quién (a lo mejor sí importa, pero no a mí), que se ha encerrado a escribir en una suerte de cabina telefónica ampliada y de vidrios transparentes. Está escribiendo algo que es una obra de arte, pero lo llamativo es que la obra de arte es él mismo escribiendo una obra de arte. A la luz de lo esbozado por mí en el tercer punto del marco teórico de referencia, estaría bien… ¡Pero no! ¡No! ¡No! ¡Basta de las vanguardias del s XX! ¡Han pasado noventa, cien años! El arte no es un escritor posando de escritor. El arte es un escritor encerrado escribiendo, limpio o sucio, alcohólico o cafeconlechero, viejo o joven, mujer u hombre, pero encerrado en su pieza frente a algo en lo que se pueda escribir y haciendo uso de su más estricta privacidad para que nada lo distraiga mientras se entrega a su labor más sagrada y más enorme y más divertida.
¡Cómo se tiene que haber aburrido este escritor encerrado allí no sé cuántas horas, posando de escritor, haciendo de escultura viviente, de reality show!

COSA 2. Un grupo de artistas plásticos van a una ciudad del interior a conocerla a la luz de ciertos sucesos de interés público. Bien…, una vez allí la labor es plasmar en diversas obras de arte la pluralidad de las miradas que todos ellos dedicaron al lugar en una cuestión colectiva. Aparece un televisor con una filmación rodeado de pastos y alambre. Hay una cosa con luces que no acabo de entender bien qué es. Después alguien que ha encontrado restos de madera en una playa y los puso sobre una tela. Uf…, lo de Duchamp y la letrina fue una genialidad, a qué negarlo. En su contexto, el contexto de las vanguardias, hace casi cien años, estaba muy bien. Claro: el arte ocupaba el mismo lugar que algo en lo que el ser humano deja sus deposiciones. Era necesario, imprescindible decir eso. Cualquier cosa intervenida por el ser humano era arte. Las vanguardias enseñaron a ver el fenómeno artístico desde otro cristal, con otra lucidez. Pero ahora es tiempo de dejar las vanguardias, de dejar el arte posmoderno, de agarrar la cultura pop que vino después y decir: bien…, sirvió, ya no sirve. Así como a nadie se le ocurriría negar el valor de Hoffmann o Novalis, a nadie se le ocurriría escribir hoy por hoy como los románticos alemanes. A nadie se le ocurriría oportuno hoy por hoy negar el valor de las vanguardias, pero de ahí a pretender seguir utilizándolas, refrotándolas, es otra cosa. ¡Así, y con un mínimo de respeto lo digo, así hasta yo soy artista! Vivo en una cooperativa de viviendas que me proporcionaría toda una serie de fierros retorcidos y clavos metidos en madera de la forma más increíble. ¿Para qué más? No…, lean el manifiesto surrealista. El arte, el surrealismo, es otra cosa si lo leen.

COSA 3. Para la deconstrucción, incluso para la destrucción del arte, particularmente del de la escritura, propongo la lectura de Altazor de Huidobro (no el Ñato sino su primo chileno). Ahí está todo. Hay que leerlo, tenerlo presente y dejar de hacerlo, ¡por favor!

COSA 4. Hay que inventar un camino nuevo. Un camino que eleve el mundo simbólico a otro plano. Yo creo que eso pasa, ahora, por algo que bien podría llamarse clasicismo-post-pop. Claro que estamos bastante lejos de una visión objetiva sobre este punto.

COSA 5. Uf…, ¡qué alivio! Sepan disculpar...

12 comentarios:

Unknown dijo...

1) ¡Asosiégate mijo! Tas de lo más desinquieto...

2) Me gustó la palabra "refrotando", ya sea que la hayas puesto a propósito como que hayas tenido un lapsus dedae mientras pensabas en Onán.

3) De acuerdo. A contar historias se ha dicho.

4) Sólo los inteligentes captan el espíritu de la época y hacen todo lo contrario, para que la época los siga a ellos.

5) Aguanten los sonetos y los punteros derechos, tan despreciados por los holgazanes.

Pedro Peña dijo...

Ignacio: quise poner "refritándolas", viste que la i y la o quedan pegadas en el teclada. Ahora no me disgusta para nada el refrotándolas porque de alguna manera involucra al refrito y lo asocia con el reflote y el refrote. Me gusta!!!

saludos y aguante!!!

Juana dijo...

Ja ja me has hecho reír con tu catarsis... pero...
de hecho, que existan estos ea! es un pretexto para agudizar el intelecto que busca sensiblemente el pleno arte, le da foco a éste con la luz de neón de su bagatela... no?

Leonardo de León dijo...

Que se enoje el que se enoje, y que se enoje mi alter ego si quiere: pero yo siento que la vanguardia, sobre todo en la poesía, nunca ofició como escudo facilista más eficazmente que ahora. Una cifra cuantiosa de escritores se dedican a la enumeración caótica y después salen esgrimiendo el estandarte del arte visionario e iconoclasta. Para mí, tales proyectos menoscaban al género y a los propios movimientos de vanguardia. Esa poesía no me dice nada. Nada de nada.

Damián González Bertolino dijo...

Básicamente de acuerdo, Pedro. Es así...
La vanguardia nunca se termina, es como la proa del arte mismo. Lo que pasa que el problema se da cuando continuamos mirando a la vanguardia con las formas que tuvo hace tiempo. Es decir, no busquemos ya la vanguardia en la retaguardia. En cuanto a lo de las poses de los escritores, los pintores, los artistas en general, yo creo que sirven, pero sirven cuando hay una construcción previa en la que puedan apoyarse.
Sobre lo del escritor leí algo similar hace muchos meses ya. Horacio Bernardo (uruguayo) estaba en México y escribía en una cabina mientras la gente lo miraba. Y de la cabina salía un cable y llevaba el texto a una impresora. Después la gente se levantaba y leía lo impreso. Creo que era algo así. Como digo, cosas así tienen que apoyarse en una estructura previa. El otro caso que se me ocurre es el de Georges Simenon. Como no le creían que escribiera tanto y acusaban a su editorial de fraude, a su editor, o al mismo Simenon, no me acuerdo, se le ocurrió que el tipo podía escribir en la vidriera de la casa editorial. La gente pasaba por la calle y podía verlo meta tecla. Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa.

Damián González Bertolino dijo...

¡Miren! ¡Encontré a Bernardo!

http://www.youtube.com/watch?v=6ptan9vdpuM&feature=channel_page


(Me hace acordar a cuando mis padres se calentaban conmigo y me mandaban al fondo del almacén, entonces yo me encerraba entre un montón de casilleros de Crush, Vitel y Tab y le daba y le daba al cuaderno)

Jorge Abeel dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Jorge Abeel dijo...

La catarsis da resultados positivos por lo general, no hay como curarse a uno mismo de esas cuestiones que nos incomodan, no estoy de acuerdo en que el arte sea uno mismo, bueno será porque yo no lo tengo, el arte no es el artista según creo, el arte está en la misma esencia del universo, el “artista” es solo una herramienta, el arte se manifiesta en el y punto, el que se crea un artista es un pedante, nosotros los llamamos artistas para tener referentes, pero los que han resultado genios no se atribuyen a si mismos sus “creaciones”, si uno se especializa en algo hace más proclive que la naturaleza nos provea de esencias magníficas, se es más proclive a tomarlas, los grandes autores que he leído siempre se la atribuyen a la naturaleza o a Dios, porque de allí provienen, la naturaleza esta harta de hacer arte, que el hombre no puede igualar, el hombre solo hace su tarea, la estética o lo bello, lo agradable, no significan más que una relación de nuestro juicio con el objeto, y puesto que los juicios son de los hombres son tan distintos, no se puede afirmar que lo bello y lo agradable, tengan alguna medida determinada. Hay gente que no sabe clavar un clavo, si lo sabe es pericia, así que puede haber una obra una imagen de puros clavos, solo es menester que nos deslumbre, usando como herramientas sus capacidades (voluntad, espíritu, inteligencia, sentimientos), creo que todo está a nuestro alrededor ya hecho arte, algunos los descubren y se lo muestran a otros en una tarea ardua, que puede ser rompiendo la piedra o elevándose por encima del objeto. Los sentidos se afanan por traerle al Espíritu una vanidad inagotable de novedades, pero aquél acoge con ironía, porque sabe que suelen venir entre ellas viejas repeticiones de conocidas máscaras ya existentes en el cosmos, lo bello es una expresión lograda pero pre existente. Por qué el hombre siempre dice que crea, no, transforma lo ya creado, para mi crear es hacer algo sin elementos, para que luego exista, cosa que el hombre desconoce, así que le dejo la Creación a Dios. Por tanto el vanguardismo o cualquier otra manifestación, en unos millones de años, no serán más que todas cosas absurdas, juegos de niños, lo que hoy creemos bello puede resultar un verdadero engaño, así que al diablo con el arte como algo serio, todo arte caerá como una torre derribada por el tiempo, es un divertimento y nada más. Saludos. jorge.

Pedro Peña dijo...

Hebert: coincidimos totalmente.

Trenaluna: temo muchísimo a esa luz de bagatela como vos bien decís.

DGB, gracias por lo de HB. Tenés razón en mucha cosa que decís.

Jorge: las últimas ideas que planteas son muy buenas. El resto, lo del genio o el artífice, es bien para discusión bizantina de nunca acabar.

Saludos para todos

Fabián Muniz dijo...

El tema está bueno para analizar.

Yo pienso que "vanguardia" es todo lo que vaya en contra de la hegemonia cultural (y sobre todo ideológica o filosófica) en determinada época, sin importar si es algo "nuevo" (dudo que lo sea por completo) o si riega las raíces del pasado con agua nueva, que no es lo mismo...

¿Qué fue el Barroco? Una vanguardia en cuanto al Renacimiento, pero retoma mucho de la Edad Media, tanto en forma como en contenido. ¿Qué fue el Neo Clasicismo? Una vanguardia con respecto al barroco, pero que retoma mucho del Renacimiento (que a su vez había tomado cosas del Clasicismo Grecorromano).
¿Qué es el Romanticismo? Una vanguardia con respecto al Neo Clasicismo, pero que retoma cosas del Barroco y de la Edad Media.

Por lo tanto, los movimientos artísticos han sido la antítesis de su precedente pero con raíces en un pasado un poco más lejano, y así ha funcionado...

Ahora: ¿Las vanguardias del siglo XX son la antítesis al Realismo o Naturalismo de fines del S.XIX?
¿Las vanguardias del S.XX se alimentan de un pasado remoto? ¿O son el 1er movimiento realmente "original" en la historia?

Preguntas difíciles para un novato como yo...

Saludos!!!!
A.A

Pedro Peña dijo...

Lo que sucede, Archiduque, es que las vanguardias se han "sistematizado". Eso no es nuevo, claro. Pero las vanguardias fueron conscientes desde el principio de su rol. ¿Los "vanguardistas de retaguardia" de hoy en día tienen un rol? ¿Importa eso? Dos preguntas más para agregar a las tuyas.

Un abrazo

Ramiro Sanchiz dijo...

uy! recién leo este post ya viejito... Estoy de acuerdo en todo. A estas alturas hacer esas tonterías duchampianas es como si en la época de Duchamp uno se pusiera a pintar El Juramento de los Horacios o, peor, una pésima versión del cuadro, ya que para pintarlo bien al menos se necesita un poco de talento. El tema con esas vanguardias revisitadas, enfrentémoslo, es que en general son fáciles.
Perdón por el comentario atrasado y saludos!